Si nos preguntamos por qué hay que dejar de usar el papel común y comenzar a utilizar el reciclado, las respuestas pueden ser muchas, pero las más importantes son estas:
Para cuidar los bosques: una tonelada de papel reciclado salva la vida de 15 árboles adultos.
Para ahorrar energía: fabricar papel a partir de pulpa reciclada y no de celulosa virgen requiere un 60% menos de energía.
Para ahorrar agua: una tonelada de papel reciclado ahorra más de 30 mil litros de agua.
Para reducir la sobrecarga de basura: cada tonelada de papel nuevo ocupa casi dos metros cúbicos de rellenos sanitarios o basurales.
Para ahorrar dinero: el productor reduce su costo de fibra en un 25%, lo que debería abaratar el producto final.
No hay dudas de que consumir papel reciclado -o directamente producirlo- se convertirá en un hábito y una práctica indispensable para salvar bosques y ecosistemas.
Quizás enseñando esto a nuestros niños llegue el día en el que reducir, reciclar y reutilizar materiales dejará de ser un compromiso individual para convertirse en parte de la cultura general de la humanidad.